Respiro amaneceres
copados de una presencia
que mi despertar ama,
me reduce a un todo
de fríos olvidados.
.
Mi otoño arde
en aquella primavera
donde ha escapado mi pasión;
de mi corazón, el galope incesante
tiene un nombre
que mi boca repite
en bramidos silentes,
desgarros de mi presente intrínseco,
de las suturas de mi esternón.
.
Hay un ser que ignora
su diabólica santidad,
introduce su ferocidad y elegancia
en mi verso quedo
y pernocta en los renglones
tremolantes y plácidos
rotulados con mi color preferido.
.
El ruido blanco balancea un paraíso
sobre mis ojos, cual péndulo
en sutil bosquejo de una sonrisa
anclada a mi destino.
.
Y retorno cada día,
después del sueño
al sueño que construyo,
a la convergencia
con la materialidad de lo divino,
al abrazo tibio
que tritura el miedo,
vuelvo a donde mi vida
desea ser vivida.
.
♠
•Rosario Vercelli Scharff•
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.