De pequeño pensaba el pasto lloraba al amanecer
Con el paso del tiempo, mi madre me enseñó que solo era el rocío
El tiempo se hizo viejo
Los violines violaban versos, volaban sobre el tejado
El viento lloró
La brisa cantaba
Mi corazón decayó, escondía un "te amo" detrás de un "te extraño"
Hacia esa extraña persona que no sabía precisamente quien era
Sabía sus nombres, sus apellidos, sus gustos, sus sueños, sus pesadillas, sus vientos, sus tormentos
sus fantasías, sus aspiraciones, lo que inspiraba, sus costumbres, sabía que palabras erizaban su piel.
Al crecer me di cuenta que yo era el que lloraba
No solo el amanecer
Cuando el ocaso caía
Cuando los abrazos desaparecían
Cuando los pasos del fracaso se acercaban, y me carcomían
Eran tiempos de locos, mi madre dijo; que no lloraba
Que vivía mi adolecencia
-Un día cuando despiertes - dijo - serás un hombre, tendrás barba, trabajo, hijos y responsabilidades.
Dijo que tal ser que creía conocer y extrañaba sería de alguien más (ya ni si quiera mía)
Entonces me di cuenta.
Al envejecer solo sonreía
El dolor solo eran clavos que salieron de mi cuerpo y ajustaron mi puerta
Mi madre inexistente, ya no decía
Ni los sueños, ni las pesadillas, ni los huracanes y tormentos, ni disgustos y el júbilo
Ni el amor ni seres extraños
Apunto de ir, solo el joven tiempo me consumía
Y este tema entre las risas y el rocío en el lecho de mi muerte debatía
- Autor: Over Mendoza ( Offline)
- Publicado: 21 de abril de 2017 a las 22:18
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 73
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.