Migran las almas a islas de bits y bytes
sin mesura
sin recato
como la ola impetuosa que se esparce en el océano.
Mundos de encaje tempestuoso
aguas bruscas en cuyo borde; se atosiga la ruta de regreso
¿Dondé está Moisés?
¿Dondé está el mar rojo?.
La humanidad agrieta su cauce
pues abruma a sus más íntimos lazos
sin remo y a la deriva
¡el hombre es tan frágil!;
cual recuerdo fijado en las arenas.
El espíritu analógico ya cabalga en el abismo;
pues un invierno crudo se anidó en las estaciones.
Ya la brújula, no apunta más al norte
extirpó su apelativo para autonombrarse:
"Dispositivo Móvil".
Se hilvanaron limbos como madejas en costura
pues la Biblia de aquel paraje;
evangeliza con indiferencia.
¡Las huestes digitales no son un enemigo!
el precipicio se invoca al olvidar...
¡¿A QUE HUELEN LAS FLORES?!.
(El poema se consagra a partir de la vivencia o se desmiente en la omisión)
- Autor: Astronauta (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de abril de 2017 a las 14:49
- Comentario del autor sobre el poema: En un mundo cambiante, donde vivimos aun ritmo acelerado y a la tecnología se le da mal uso, brota la indiferencia y la frialdad en los seres humanos, para olvidarnos de detalles espirituales.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 25
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