La madre estaba lejos,
el hermano dejó el deporte,
la madre lava platos,
el hijo, recoje sus lágrimas.
Los dos están más allá del mar,
y me envían sus esfuerzos.
Mi hija salió a la calle,
todos se alegran,
ella descubre el mundo,
las flores,
el rocío del amanecer,
el sol en su alma,
mi hija es feliz,
nada importa la silla,
¡bendita silla…,
que la sacó de la cama!
La madre trabaja,
el hermano trabaja…,
mi pensión, las ayudas,
las limosnas,
el orgullo muerto,
todo ayuda…,
pero nada alcanza.
Su cuerpo respira
el verdor de la vida,
sus piernas, sus manos,
su mirada…,
¡hay esperanzas…!
La madre me envía
todo su ser,
el hermano estudia,
trabaja…,
lo envía todo…
Ella toca sus piernas,
sus ojos, luceros,
canciones olvidadas,
¡hay esperanzas!
- Autor: Gerardo Barbera (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de abril de 2017 a las 12:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 73
- Usuarios favoritos de este poema: Keyloger, Isis M
Comentarios1
Siempre hay esperanza , cada vez me impacta más los temas que propone su persona , felicitaciones
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