Caminé por donde tus huellas
se imprimieron hasta el abedul;
blanco y negro con las estrellas,
colorido bajo el cielo azul.
Donde aparecía con fortuna
la agreste comparsa nocturnal
que a la luz de la blanca luna
coreaban hasta el sol matinal.
Ahí donde nuestros escudos
eran tu pecho y mi pecho,
y aquel abedul como en nudos
se aprestaba por nuestro techo.
Yo te amé, y amé la pradera
en la que también me quisiste.
Aquella vida ¡qué linda era!
Hoy ya no estás, ¡todo es muy triste!
M
- Autor: Mallez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de mayo de 2017 a las 00:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 51
Comentarios2
Muy bellas letras, un poco triste al final pero no le quitan el lustre de su belleza.. Saludos poeta y un fraternal abrazo.
victor ma.
Ah! Un poquito, Víctor Ma. De San Lorenzo. Gracias por tu comentario. Te mando un saludo y abrazo fraternales.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.