Condéname a tus brazos y que el castigo sea perpetuo
Suple mi queja con tu beso y revoca este hastío de no tenerte.
ya que mi querella no es por que me faltes, sino por extrañarte tanto.
Si entendieras el agravio que provocas en mi alma, no andarías tan campante con tu alevosía y ventaja sobre mi.
Por que el menoscabo que me causas a diario no prescribe, ni se endosa, ni se extingue.
Y el requerirte a diario conmigo, ha hecho que deje de ser tesis y se vuelva jurisprudencia esta necesidad de ti, que tan dolosamente me dejaste y que tan culposamente permití.
Aunque para serte franco, ya no espero ni que admitas ni deseches mi demanda, por que sé que el sobreseímiento quedó asentado desde el día que te perdí.
Castillo
- Autor: I. Castillo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de mayo de 2017 a las 13:22
- Categoría: Amor
- Lecturas: 2770
- Usuarios favoritos de este poema: Cristian Paul, Y del Ávila
Comentarios2
Sublime, me ha gustado mucho, saludos.
Interesante
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