La primavera dejaba que el verano se fuera
en aquel tren
que partía al atardecer.
Ella, de blanco como una flor
estiraba sus piernas
como si fuesen almas
tratando de besar
al hombre
que supo enamorar.
Él asomado
correspondió el último beso
de esa despedida
forzada
por la vida y ese destino esquivo
que le hacía viajar
………..
apenas pudiendo amar.
Marcela, la que conoció
en el pueblo
por casualidad
en la vereda del bar
ella caminaba
y sus miradas
…….
algunas palabras
la invitó a sentarse
luego todo se precipitó
fueron dos días
…………
el amor se adueño
de sus almas
hasta que el tiempo
los separó.
Se prometieron
tantas cosas
y los dos sabían con dolor
que solo el cielo
les uniría
cuando cada uno de ellos
soñara
queriendo recordar
ese último beso
en el andén.
- Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de mayo de 2017 a las 09:57
- Categoría: Amor
- Lecturas: 84
Comentarios2
Toda una hermosa historia de amor en tan corto tiempo. Tiempo implacable, indiferente e insensible. Felicidades Esteban. Saludos desde mi pequeño pueblo de Pomuch, Campeche. México
Estimado Gaston, el drama del amor fugáz, es esa sensación de vacío e insastifacción. Semejando a esas hermosas flores en florero, lejos del lógico marco, de la vasta naturaleza.
Un abrazo desde el sur.
Esteban
Una historia con matices de amor y despedida, muy bien lograda que me hace disfrutar su lectura.
Un saludo de fraternal afecto
Gracias Beatriz, historia común en los pequeños pueblos de provincia. No sé si esto es amor, en el sentido profundo del concepto, más lo veo como enamoramiento entre personas compatibles.
Te saludo con reflejos guardados de un sol ausente.
Esteban
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