Innumerables látigos se mecen
en este mayo absorto, tenue, helado...
Bien pudieras mujer, haber cantado
la sonata auroral que ellos merecen.
Me he puesto a cavilar de aquellos tiernos
mayos amados, los que iban por fuera,
esos que en ti, tenían primavera,
y echaban su flor hasta en los inviernos.
Ya se acabó mi causa, y esa causa
de no saber mi causa de domingo
religioso. No has vuelto tras la pausa
que abren y cierran mi grotesco afán...
Mi piano se refugia en el silencio,
de un mayo hambriento de su propio pan.
Derechos reservados de autor
David John Morales Arriola
- Autor: John Morales (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de mayo de 2017 a las 11:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 121
- Usuarios favoritos de este poema: Marc Tellez Gonzalez, Beatriz Blanca, Inexistente, María C., Aqua Marina
Comentarios3
Un soneto de lujo, estimado John.
Saludos con afecto
Tu nostalgia de mayo y... la verdad de su llegada... siempre llegando hambriento de su propio pan.
Tus sonetos de verdad que son perfectos
Un saludo, espero estés bien
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