Abriendo los ojos

Cual flor me trataste
cual flor me sentí,
con el agua de tus labios
me regaste,
crecí así feliz.
Mas un día la pena
contaminó mi alimento,
el veneno de la mentira
te robó el aliento.
Cenicientas se tornaban
mis pobres raíces,
tu pesar robó mi alegría
y me quería extinguir.
Negras noches pasé
velando tu agonía,
en busca de una luz
que me devolviera a mi ser,
escrutaba en mis recuerdos
destellos de alegría
recolectados para ti.
Sin embargo la vida,
ya tenía un plan para mí,
me devolvió tu brillo,
pero me dejó sin ti.
Hoy yo te extraño,
evoco tu pasado
en pensamientos nítidos,
con palabras tu espíritu invoco.
Corre un viento frío,
que me arranca de ti,
siento que desfallezco,
creo que voy a morir.
La vida aún me sorprende,
de nuevo te pude sentir;
desgraciadamente tarde,
ya me duele vivir.
Te espero en mi otra vida,
ya me tengo que ir;
ojalá te vaya bien,
y mi recuerdo no te haga sufrir.
Sonríe ahora que puedes,
por favor hazme feliz,
que los besos que no me diste
los convertí en tu risa para existir.
Llegaré al paraíso desde tu corazón,
refúgiate en mí,
que yo siempre estaré presente
ahí dentro de ti.