Abro los ojos y veo que ahí está de nuevo
el lienzo en blanco extendido, llenando todo
liso, perfectamente sujetos todos sus bordes
al bastidor vivo, en movimiento de mi día
sumidos sus hilos hasta el rincón más profundo
de cada segundo
en vuelo el blanco transparente de su fibra
alcanzando eternidades siempre nuevas,
coloridas, luminosas,
jugando a las escondidas en el infinito del segundo
donde viven las ideas, la fe y el entusiasmo.
Siento el frío en la planta de mis pies
y la sensación de amanecer con un cuerpo ajeno
Ese momento en que abandono el maniquí de la noche
Me quitó su traje de fibra de vidrio
y decido resucitar otra vez, como ayer, como siempre.
Trazo una línea de horizonte con fondo de cielo azul
pongo un sol cálido en la parte baja de las 5 a.m.
Dibujo un camino conectado a muchos caminos
a los que tal vez iré o llegarán los otros pasos
las otras voces, y las vidas de los otros
o tal vez las dos cosas
Encontrando mi camino en el camino de los otros
o encontrándose ellos conmigo.
Pinto pájaros que vuelen, canten y no corran peligro
y con un pincel fino e invisible
pinto el viento en movimiento, transparente y perfumado
pongo el color musical de las palabras de todos
el fondo interminable de las miradas
mucho de dulce, una gota de amargo, una pizca de sal
y trazo miles de líneas de incertidumbre armando lo posible
Tomo un baño, unas ropas, un café
y me voy despacio paisaje adentro en el nuevo lienzo de mi día
decidido a no dejar esta adicción al entusiasmo y la esperanza
a creer ciegamente que es posible darle un beso al universo
hacer que algo nuevo y mejor ocurra hoy por mi culpa
ser el responsable de matar al menos una tristeza
de haber borrado algún pasado que debe morir en paz
de haber sembrado si acaso una semilla de algo nuevo
que no ha existido, que llama y clama que le ayudemos a nacer.
Vuelo con el arte del colibrí, ágil y claro
seguro en su objetivo de néctar y de flores
girando sutil entre el filos de los cuchillos
que otros pinceles van pintando en mi lienzo
evadiendo los venenos y las muertes
les doy mi beso y mi abrazo
y descubro que incluso la muerte se muta en vida
si uno se corre el riesgo.
Y camino y camino al horizonte
resucitado de mi propia muerte
decidido a ser pintor y color.
Llega la noche y pinto una luna
y si la situación se presta pinto dos
trazo miles de millones de estrellas,
algunos búhos que cantan en la sombra
y pongo en puntos invisibles el sonido de los grillos
Y me muero de nuevo
para nacer otra vez con mi lienzo en blanco.
- Autor: mario mena (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de mayo de 2017 a las 14:37
- Comentario del autor sobre el poema: Adicción a la esperanza
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 73
- Usuarios favoritos de este poema: Amalia Lateano, rosamaritza, Alberto Escobar, LeAnDro silencio es salud en soledad
Comentarios3
Un buen poema , que aplaudo,
querido amigo.
Abrazos
Creando un nuevo mundo en su lienzo puro y lleno de amor, bello poema mi querido amigo, cariños
rosamary
Hola Mario, vi las palabras, que sabiamente utilizadas, magicas, pintaron tus telas, y vi tu obra, y esa ternura, que siempre agregas, aunadas a la filosofia, que encuentras en la vida, amo la poesia, esa que es capaz de pintar, un lienzo inexistente, ame tu poesia.-
¡ Qué generosa persona eres ! Muchas gracias.
La idea es que el lienzo nos espera todos los días para ser pintor y colorido, y dejar algo mejor a la gran obra por la que Dios permitió que hayamos venido.
Aunque es penoso el mal que ocurre, también es triste todo el bien que se deje de hacer.
Por eso: ¡a pintar de seguido!
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