En ese letargo que acompaña mis sueños
sentí que un aire suave y cálido se apoderaba
de mis labios, era difícil de explicar, solo podía
sentir como se congelaba mi cuerpo, un escozor
en mi piel fue la dulce consecuencia
de esa impronunciable sensación.
En una exhalación, el dulce frenesí
de sus besos empezó a recorrer cada
rincón de mi cuerpo, era como tener
un millón de mariposas danzando
con el eco palpitante de este corazón
que no ha parado de latir desde ese instante.
Su boca, esa magia que encierra su boca
está llena de secretos,
veintiocho primaveras que han visto florecer
miles de amaneceres y un sin número
de historias que has grabado en cada
espacio de mi boca.
Porque sus labios abrigados con el color
de un millón de rosas rojas
hacen que los quiera besar por toda
una eternidad y cien años más,
que entre cada delgada línea que
los dibuja, navegue este anhelo
de enmudecer el silencio,
de acallar los murmullos
que se desprenden de su interior
apaciguando el frío de una noche
llena de estrellas fugaces que se
disipan en la profundidad de sus ojos.
Podría a pincelazos mezclar el tinte
del arcoiris, beber de ellos aquel
néctar que se junto con el rocío
para enloquecer a este ser deseoso
de sellar con un beso
este amor que yo siento.
Es un fuego intenso, una lucha
inmensa por ser el dueño
de esos que dejan sin aliento
esos que esconden placeres ocultos
si esos labios rojos
de los cuales solo quiero un beso.
¡Un beso que me arranque el alma
de tus labios rojos quiero yo¡
esos que me traen calma
y a la vez una pasión desenfrenada
por robarte un beso mujer
de los labios rojos.
- Autor: ocastro23 ( Offline)
- Publicado: 14 de mayo de 2017 a las 19:58
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13631
- Usuarios favoritos de este poema: Paco Jose Gonzalez
Comentarios1
Interesantes y bellas imágenes.
Buena semana
Amalia
Gracias, igualmente una gran semana
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