Como una partida naranja
alumbró el cielo la aurora
que la socratica sombra
de una lechuza acostó.
Señora del cielo en la rama
del tiempo reina en su trono
diamantes lucia en los ojos
como dos gotas del sol.
Paseando yo y la mañana
brilló en el suelo de bronce
entre los claros del bosque
el rastro de un caracol.
Destelleando en mi mirada
lunático barniz fue su senda
purpurina de luz y belleza
caminito de charol.
Que buena fue la calzada
de la enorme naturaleza
que a mi alma su agudeza
sin moneda alimentó.
Que castillos no hacen falta
que cosas grandes no llenan
pues las que valen la pena
esas pequeñas son,
que te llegan sin buscarlas
o ellas tocar no se dejan
y dirías que están hechas
por las manos de un dios,
como la brisa azulada
que surca dando su vida
el espacio noche y día
con verdadera pasión.
Un beso bonito en la cara
de una boca que se abre
o una sonrisa que sale
devolviendo la ilusión.
Esas caricias que lanzan
el corazón de las madres
y el soplo que da un padre
para llenar tu pulmón.
Así impalpables palabras
he pensado en el camino
para alcanzar su destino
en los ojos de un lector
donde los versos atracan
convirtiéndose en poesia
para gestar de alegría
una sonrisa en vos.
***
- Autor: Doblezero (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de mayo de 2010 a las 15:57
- Categoría: Amor
- Lecturas: 69
Comentarios1
....decirte, que si has conseguido esbozar una sonrisa en mi.
Me ha sonado mágico todo el poema; buenisimas tus combinaciones metafóricas.
un saludo
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