Peón del juego cí(cl/tr)ico, caballito de hipódromo
Que sueña con el mar, portero del Par(aí/na)so
Umbral afuera, ¡No mires, sabes que adentro
Aún no aprendiste las conte(mpla/n)ciones!
Oh, rey de la Verdad última, torreón (h)un(d/g)ido
En las aguas del (en)ma(sca/ce)ramiento,
Rózame con esos pies descalzos, agónicos, febriles.
¿Has hecho la res(pues)ta a medida del cerrojo?
¿Has poblado tu barba, tu juicio, tu dulce cié(na)ga?
¡Ay del clavo que sobre(pa)se(a) su pared!
(H)Abría la luz más allá de la miríada...
Los mejores (d/v)uelos se guardan (e)vi(den)ciándolos,
¡Oh, bellas torturas que me persiguieron hasta el amanecer!
¿Cuál es la (r/s)azón de tanto baldío, de tanta (h)e(xc/s)itación?
Desvanécete de mí, enredadera de (di/a)for(m)ismos
¡Desvanécete, te ordeno!
Desde el fondo de mi (ru)ego.
Las peores pesadillas son aquellas
De las que uno prefiere no despertar.
- Autor: Necrofagotimes (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de mayo de 2017 a las 12:58
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 79
- Usuarios favoritos de este poema: El Trovador Violeta
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