En la Hacienda todo está ordenado. Se vá a casar la hija de Andrea y David. Es un día perfecto, todo hermoso, el sol en su mayor resplandor y Andrea hermosa en su yá entrada vejez. La Hacienda está en su mayor riqueza por exportar e importar sus cosechas hacia la ciudad en Huma. La agasajada Hernana, está feliz de contenta con su traje nupcial, su séquito y flores en la altísima eucaristía. Es un sábado lleno de hermosas sonrisas y de mucha felicidad. Todo comenzó un día lunes con los preparativos del enlace nupcial antes de seis meses. Hernana, se llena de bendiciones y de mucha alegría por tener el padre más exitoso de la comarca y más envidiado por tener la hija más hermosa del pueblo de Huma. Y Hernana, llega a conocer la leyenda Los Mil Diablos en Ella, del caño Los Mil Diablos por su casi tía Sirena, la mejor amiga de Andrea. Un día, sentadas a la orilla del río, Sirena se manifestó y le contó muchas cosas del pasado entre Andrea y David, entre ella, Sirena y Pedro. Y le advierte a la jovencita que nunca haga el amor con quien no ama y muchos menos antes de casarse, porque o sino se le posará Los Mil Diablos en Ella. Hernana, con esa locura de juventud y con las hormonas tan alborotadas ama extremadamente a Esteban, un muchacho, hijo de Rudolfo, pero, nunca su madre se enteró que era hijo del tal Rudolfo, hasta el día de la boda, porque su padre era un exitoso comerciante como también lo era David. A Andrea, después de dejar en plena boda a Rudolfo, por pensar tanto en David y salir corriendo de la iglesia pensando sólo en David, ella, tenía Los Mil Diablos en Ella. Hernana, una muchacha no ejemplar sino alocada por su forma de ser tan rockera y con tanta locura, visitaba mucho un “night club”, cerca de su casa en La Hacienda e incluso tenía un combito de música de rock con Esteban. Y nunca supo de la historia que escondía su madre desde antes de ella nacer. Nació en cuna de oro, y supongo que entre mucho amor entre Andrea y David. La niña creció entre los arbustos del fruto de la piña. Y fue madurando con el tiempo, por supuesto, y creciendo aún más, hasta convertirse en una hermosa señorita. Estudió francés, italiano, y un instrumento de viento llamado violín. Era una niña ejemplar hasta que llegó su vida de joven adulta. Y decidió formar un combo con su novio actual Esteban, cerca de un “night club”. En vez de tocar el violín, decidió tocar la guitarra eléctrica. Y le fue muy bien. Hasta en una noche que decidió hacer el amor con Esteban, lo que le dejó fue una mancha de sangre en el automóvil del joven, pero, les gustó su primera vez, porque se amaban con tal intensidad que el mundo quiso ser el dueño de ese amor tan complaciente y tan pasional y ella nunca recordó la leyenda de Los Mil Diablos en Ella. Nunca, Hernana, habló de eso con nadie ni con su madre Andrea. Por tal motivo, quedó en secreto entre ella y Esteban. Sirena, que quería tanto a su ahijada Hernana, más que a la de ella misma que se llamaba Ruperta. No quiso nunca, que le dijera a Andrea que le había contado acerca de la leyenda del caño Los Mil Diablos, la leyenda casi cierta de Los Mil Diablos en Ella. Andrea ajena a todo y con Los Mil Diablos en Ella, quería contarle todo el día de la boda de su primogénita y no antes. ¿Por qué?, no se sabe. En cambio Ruperta, sí, era virgen, y toda una santa, incluso quería ser monja de la primera iglesia en Huma. Llega el tan inesperado sábado, el día de la boda de Hernana, atareada y agasajada y tan feliz que nunca recordó la leyenda. Su madre Andrea, llorando a lágrima viva porque su niña dejaría de ser niña y para convertirse en una gran esposa para Esteban, decide hablar con Hernana. Y le expresa toda su historia, incluso que ella tenía muy dentro Los Mil Diablos en Ella, por el mero hecho de pensar en su amado antes de casarse con otro en el altar. Hernana, tiene miedo, se vé y se nota nerviosa. Recuerda la leyenda Los Mil Diablos en Ella. Que eran mil fantasmas de mujeres que no llegaron vírgenes al matrimonio. Vá Hernana, rumbo al altar, no era virgen, no era santa, no era puritana, pero, sí, amaba con todo el corazón a Esteban. Llega Rudolfo, se sienta precisamente al lado de Andrea, y le dice, -“ése es mi hijo”- Andrea, queda atónita, sin poder hablar, quiere interrumpir el enlace y se siente mal, se marea y cae en el suelo. La boda continúa, es un sábado con mucho resplandor y un sol que quema. Y se casa Hernana con Esteban, a Andrea al desmayarse salen de ella, Los Mil Diablos en Ella y se le posa a Hernana, por no ser virgen antes del matrimonio. Y son muy felices tanto Hernana como Esteban.
Los Mil Diablos en Ella
Los Mil Diablos en Ella,
desde que brilla la estrella,
y su virginidad no apagó el amor,
cuando por amor se casó la bella,
y nunca ha de separar un inmenso amor,
esos, Mil Diablos en Ella,
porque como la esencia,
fue la ausencia,
en virtud y candor,
nunca apagará su corazón,
porque como el sol brilla,
y la felicidad aún es la estrella,
y sin dolor ni fornicar,
se casó la hermosa,
como toda una rosa,
y fue hermosa la novia,
que aunque tiene los mil diablos en ella,
nunca ha de tapar la astilla,
porque aún existe el amor…
- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de mayo de 2017 a las 00:01
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 96
- Usuarios favoritos de este poema: Hugo Emilio Ocanto
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