Ángel que se eleva del barro ufano.
Hijo de Euterpe y de Orfeo engreído.
Infante, en querubín convertido.
Tu voz derrochaste, pero no en vano.
Mi talento se declaro temprano.
Ricardo asombrado y sobrecogido
me acompañó en vasto recorrido
sorbiendo de mí cual vil soberano.
Seduje al mismo Händel y su corte,
que vibraban ante mis notas infinitas.
Las bellas damas perdían el norte
cuando osaba cual hambrienta termita
roer la entraña al de sereno porte.
Fui solo voz, canto que el cielo imita.
Recalé bajo los perfúmenes felipinos.
Me supe caja de música en sus noches
de insomnio y esquizofrenia.
La melancolía real hallaba lenitivo en mis
cinco arias nocturnas, que le elevaban a
cielos de ángeles con pelucas empolvadas.
Muerto el rey murió mi influjo cortesano.
Volví con mi música y mis recuerdos a
Italia para morir donde nací.
Mi vida, cuento de hadas que transforman
a príncipes en ranas cuando creen alcanzar
la inmortalidad.
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de mayo de 2017 a las 20:21
- Comentario del autor sobre el poema: Carlo Broschi Farinelli, il castrato.
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 105
- Usuarios favoritos de este poema: El Silente Vagabundo, Amalia Lateano, JoseAn100
Comentarios3
Albertín:
amigo demuestras una amplia cultura.
He visto la película Farinelli, Il Castrato,
y sabemos de lo que hablamos.
Excelente voz pero qué afán de ser soprano lo llevó a perder su virilidad.....
Besos
Amalia
Gracias por tu visita y me alegra compartir afición. Farinelli es uno mis imprescindibles. Un abrazo.
Hermoso poema dedicado a este rey que elogias y ensalzas que he disfrutado leyéndote. Un fuerte abrazo amigo.
Gracias Paloma por tu visita. Un abrazo
Una buena creación, Alberto.
Un poema con historia y el recuerdo de un gran personaje. Buen nivel.
Felicitaciones.
Gracias por tu visita y me alegro de que te guste. Saludos
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