AMOR CONSCIENTE
Ámame cuando esté vivo y despierto,
allégame tu alimento:
tu cuerpo perfumado
y el calor de tu aliento.
Abrígame en las noches frías de invierno;
préstame tus gráciles y tiernos cuidados.
Arrúllame en tu regazo,
quiero hacerlo mi refugio,
en los momentos en que esté angustiado,
porque la tarde se haya ido
y me sienta en soledad o desesperado.
Necesito tus suaves manos
para que se deslicen por mi cara,
que me enjuguen mis lágrimas,
nacientes todas las veces
de la sinceridad de mi alma.
Quiero que me acompañes a diario
a recorrer las olorosas campiñas
que dan los generosos frutos,
imprescindibles para la vida;
nos tenderemos en sus mullidas hierbas
a contemplar la naturaleza florecida.
Apriétame la mano cuando caminemos
por los innumerables senderos
en que nuestros pasos transitarán por ellos.
Necesito en ese momento
sentir la tibieza abrigada
de tu palma nacarada.
Ámame sólo cuando esté vivo y despierto.
No quiero que me ames cuando duerma.
¿Para qué gastas energías si no te siento?
No quiero que me ames cuando muerto.
¿Para qué gastas tus fuerzas si no te siento?
Ámame grávidamente desde que nazca
sobre la faz de la tierra el alba
y hasta que la luna me refleje en la cara.
Ámame plenamente en mis años de mocedad,
en mi período maduro y en mis últimos años.
Ámame sólo cuando esté vivo y despierto,
no quiero que me ames cuando duermo,
ni menos cuando esté muerto.
¿Para qué quiero tus besos
sino te siento?
- Autor: Edmundo Onofre ( Offline)
- Publicado: 29 de mayo de 2017 a las 21:58
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 28
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