Desgárrame el antifaz que me inventas,
Tú que me pulverizas absenta en mis pesadillas.
Sostenme como a un niño que pronto dejarás caer a los vacíos ignotos del dolor y la hermosura.
Préstame tu última consecución, tu primera voluntad.
Hazme un cántico de esperanzas retumbando en casas viejas,
Hazme la vela de colores de tu infancia hasta que la habitación toda se inocule con la llama.
Luego ignórame, como se deja morir a un santo o al perro más fiel,
Quizás hará falta que me maldigas, por canalla y por gato parrandero.
No estará de más que bordes mis huellas como una esquela en la pared,
Como el forzoso silencio del árbol que cae sin que nadie lo oiga.
Pero no llores con esos cálices que derraman universos,
No destruyas la quietud sujeta al titubeo de tu labio,
No te arrepientas del rostro que yace bajo la máscara.
- Autor: Leonel Mateo ( Offline)
- Publicado: 3 de junio de 2017 a las 16:43
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 100
- Usuarios favoritos de este poema: Joselin Guzman
Comentarios1
Que interesante, un saludo
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