Regresó la luz anhelada, cuando se disipó la densa
niebla, que había atrapado el verde de la tarde...
Tan solo, algún que otro grito de las urracas, hacían
presagiar una noche tan oscura, que incluso podría
perderse la mirada...
Más tarde, la sombra, se tornó resplandor,y en
canción de verano, los enormes nubarrones cargados
de agua.
Diluvió soles, luces y sombras, mientras tu te
perdías en mis sueños,viviendo en mis lágrimas
caídas, y en la historia de mi vida.
¡Los ángeles, casi nunca llegan a conocer las miserias
de algunos humanos!!.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.