Qué agónica desgracia para el juglar,
No poder contar lo que con sus ojos vea.
No saber que, quizás, baje por la azotea,
La moderna inspiración, tan bella.
“Qué pena de trovador,
Infecundo para el lirismo.
Tan corto de estímulo,
Señor poeta, ¡la belleza es un vínculo!
Qué rudo, qué chabacano, qué arisco…
Sus líneas raspan corazones.
No los deje sacudidos,
Borre usted la tinta de sus borrones.”
Mande a la chingada todo lo que vea y diga
Que no es tan buena la suya poesía.
¡Qué desgracia para el que contagia,
La sed propia de la vida!
- Autor: HBO ( Offline)
- Publicado: 6 de junio de 2017 a las 17:57
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 96
- Usuarios favoritos de este poema: Anitaconejita, Diego Nicolás García Contreras, Oli macnauj
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.