En la temible espera de la idea.
En la suculenta agonía del decidir.
En la complejidad de la existencia.
En el escondite perfecto de la genialidad.
Es aquí donde el universo se crece
y desborda los límites de la inmensidad.
Los enigmas interminables al norte
al contraste la armadura les protege
en pequeños universos sometidos
al interminable llamado de un Dios.
Nadie cede; ni una línea, ni un escaque.
La idea persiste, como persisten los alfiles
como persisten los caballos, las torres
la Dama y los peones.
Como persisten los sueños y los ideales
como persiste la lucha, como persiste la vida
la noche, los días.
Y el tiempo preciso cual duda esconde,
no temiendo persuadir a su creador.
Y una apertura al horizonte desencadena
sacrificios latentes ante cualquier decisión.
Se desconocen frente al tablero
cada vez más pequeño, cada vez más grande.
Guerreros pasivos y agresivos
sin gritos ni lamentos
y se vuelve el silencio el mejor aliado.
Tiempo y espacio se entrelazan en la idea
de un universo compartido
que precisan de un solo escaque,
para el vencedor, o el vencido.
La imaginación inconforme se decide
terminar su destino en manos del creador.
Y el infinito al mortal concede
la inmortalidad, al avance de un peón.
Y se encuentran entonces;
el temor y la osadía.
La dualidad toma vista en dos colores,
en las marcadas piezas
irradian destellos de pactos entre mortales,
convirtiéndolos así, en osados caballeros.
Y Nadie cede; ni una línea, ni un escaque.
Y el universo se crece más que infinito,
aquí en donde ellos crearon sus propias reglas.
Donde la cruz reclama su valor al cielo,
reconociendo a su rey…
y desafiando a su Dios.
- Autor: Nasdlo F. Real (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de mayo de 2010 a las 17:25
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 86
- Usuarios favoritos de este poema: CHARLES RIVERS
Comentarios1
buenisimo tu poema, un placer leerlo.
un saludo
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