Mujer... ¡Oh Mujer!

¡Oh mujer!
piel de perfume oculto a los zafios
que resquebraja el tiempo al caminar
Con la belleza simple y pura
Para quienes vemos dentro de ti;
labios de suave sabor a vida,
Ojos sanadores de Ganges líquido,
manos que consuelan al palpar,
cabellos de madre, amante y meretriz,
Listos para perderme en donde necesite.
¡Siento y percibo que he nacido de ti,
para ser parte de tí y tu destino!...

He madurado para darte alivio,
he sufrido un cambio crisalidal
para ser el ente que te contenga toda
en correspondencia por tu contención...
Que ha sido vientre, abrigo y casa...
Vientre hoguera para mis juventudes
y vientre esperanza en mis presentes
¡Como vientre tierra y eterno eres!...

¡Oh luna!
Que te confunden con ella,
Y tu redonda faz parece importante
y falsificas su veleidoso talante,
haciéndote la imprescindible, sin serlo...
¡No más que ella, por lo tanto!... y niegas
el amanecer cuando te levantas torpemente
hasta que el anochecer te arrastra arriba
en donde tu blanca cara me la recuerda
y tu falsa luz, me la ilumina a ella.

¡Oh estrellas!
Que tachonan la noche oscura,
siendo guía de navegantes y poetas
¿Podrían acaso?... ¿igualar pálidamente
a la mujer con la que vivo y sueño...
Fuente inagotable de ternura interior?

¡Oh ángeles del cielo!
¿Podrán ustedes compararse
con aquella que mora la tierra,
y se nombra; "Majestuosa mujer",
y se adueña de mi corazón?,
¿que disfrazada, ante ojos comunes,
vierte angelical ternura y compasión?

¡Oh vida!
¿Qué sería de ti si ella no existiese?
Sembrándote, en tarea divina,
y que me impregna y me roza
de divinidad la piel,
con aquella esencia rica,
de espectacular mujer?...

¡Oh música!,
¿acaso dejarás de sonar quizá,
y te verás libre de inspiración
si ella no causara tus sonidos,
cuando su vestido de piel
embarga de sonidos la vida?...

¡Oh Dios!
¡Cuánto me gusta pensar!
¡Que no la hiciste para mi solaz,
tanto como para evocar,
tu divino origen... de Mujer!