Sombras huérfanas,
harapos,
cenizas,
polvos en los dedos,
el miedo,
la existencia,
el techo blanco,
voces perdidas,
un ratón,
hojas tristes,
la gata lo atrapa, se hunde el mundo,
nada queda,
ni la luz,
ni el cielo,
ni el mar,
las manos vacías,
como el canto
de una gaviota
que se muere.
Vendí el alma,
libros,
camisas,
zapatos,
el auto,
vendí los recuerdos,
el reloj,
anillos,
vendí el alma.
La trajimos,
ya estaba en su cuarto,
su intimidad,
su vida,
sus cosas.
La brisa cálida,
la barca,
las olas..,
durmió toda la noche,
en su cama,
en su casa...,
la Casa Grande.
No dormí,
"¡papá, quiero caminar!"
"¡papá, no siento las piernas!",
"¡papá, tengo frío!"
"¿la Virgen, me ayudará,
verdad que sí?".
"¡Claro, Hija,
fe y más fe!".
Nunca supe
si aquella noche,
mis ojos mintieron.
- Autor: Gerardo Barbera (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de junio de 2017 a las 13:48
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 70
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