A FLOR DEL ALMA

Juliana Agredo

Así que me he escondido bajo la acera, con estas letras que no son mías, con estas manos habitadas por el viento.

Me he escondido llamándote a la medianoche cuando ya nadie se imagina la propia luz del sol y todos duermen y junto conmigo hay algunos de los que el sueño se burla.

Me he sentado justo detrás del sofá y han empezado a gemir los recuerdos, me he acurrucado debajo de la cama pero al suelo empiezan a caer las ropas y cuatro minutos después empiezan a caer las almas. Y empieza el fin del mundo.

Así que mejor he ido a caminar, con el respaldo de que los recuerdos se queden donde habita la piel acariciada, la mejilla besada, la espalda arqueada, sin embargo, soy yo su casa y ellos míos, habitan en mí.

Así que no he podido ni esconderme ni ir a caminar, me he sentado en el sofá y puedo jurar que mi garganta ha sentido todo menos sed, que empezaron a crecerme raíces en las palmas de las manos y que en los dedos nacen y mueren flores o nazco y muero yo.

Que al recostarme en la cama la espera nunca se hace larga y han reventado más de mil aromas al besar la pelvis de quien se tiñe de azul los labios.

Y cuando llega el fin, cuando pasan dos minutos  y el sexo proclama el límite, los recuerdos se reinventan y suena la melodía: se escucha el paso de una hoja a otra. El libro impreso treinta años atrás es dueño ahora de quien da la última bocanada de aire para implorar al mundo una muerte más.

  • Autor: Mer (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 15 de junio de 2017 a las 13:40
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 29
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