En silencio,
viajé al espacio;
pero,
no vi a Dios.
Ante mis ojos,
se abrió un cerebro;
no vi ninguna idea.
Tu mano misteriosa,
rebosó la copa de mi país.
Hoy,
la oscuridad la envolvió en miseria.
Los sueños
y la búsqueda del bien común,
se vistieron de miedo,
se envolvieron en desaliento.
Ahora,
mi país no siente tu mano.
Me detengo,
las aguas turbias
no me dejan avanzar.
tú las separas,
abres otra oportunidad.
Con ternura invocas mi paciencia;
mientras,
a mi alrededor
todo pierde su color,
todo se viste de angustia.
Espero tu maná
cargado de justicia y paz.
La gente camina
lamiendo sus heridas;
el hambre no los deja pensar.
Tú.
Pan Eterno,
me llamas a poner la lámpara
sobre la mesa del altar.
Esta oscuridad
que reina entre mi pueblo,
es la ausencia de tu luz.
Permaneces callado,
en un aparente abandono;
esperas el aprendizaje.
tu tiempo es perfecto,
tu mano misteriosa,
no falla...
- Autor: Walter Rafael Agüero Gomez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de junio de 2017 a las 15:46
- Comentario del autor sobre el poema: un audio del Padre Larrañaga y la meditación de unas citas bíblicas , me hicieron reflexionar sobre la mano misteriosa de Dios que siempre está presente en medio de los pueblos que sufren. Él no falla.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 124
- Usuarios favoritos de este poema: Kalianali
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