Ven a calmarme madrugada,
me he quedado solitario en nido de sábanas,
el deseo fue un látigo de distancias.
Mis manos aún aferran la tibia estrella
de su cuerpo.
Ven alba, sol, abre tu paraguas,
me han dejado con los labios en la escarcha
y el pensamiento amontonado.
El viento del delirio recogió mi hojarasca.
Retorna amante, me rodea la guirnalda
del sufrimiento, la ilusión es una daga,
mis lágrimas, un destierro.
Cuando el día te invoque
me condenará tu recuerdo.
¡Impaciente flecha la agonía!
- Autor: clonariel ( Offline)
- Publicado: 22 de junio de 2017 a las 00:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 98
- Usuarios favoritos de este poema: Damian cuellar
Comentarios3
genial este poema en cierta forma me identifico con ella gracias por compartirla
saludos desde la selva Peruana
Siempre en las madrugas se siente el filo del cuchillo cuando la soledad quema... Apretujadito!!!
Amigo has plasmado en forma maavillosa el vacio que queda despues de que la soledad muy cariñosa nos abraza. bendiciones
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