Estabas ahí, parada en esa línea de tiempo infinito que tenía tu nombre, llegaste callada y serena vestida de paz y calma, llegaste como un abrazo de Dios como un albor de otoño que sacudió mi alma. Y te vi, blanca eterna dulce sutil tibia y sabia, contemplando tus ojos exquisitos fúlgidos que besaban la nada, tu sonrisa tibia hablaba de canciones célicas que brindan calor, y tus manos tímidas tocaban poesía y esos latidos arcanos que gritan amor. Ahí estaba yo, un tanto lóbrego colmado de silencio llevando un orbe antiguo, ahí estaba yo nervioso en esa primera cita contigo.
- Autor: Guardia Blanco (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de junio de 2017 a las 00:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 56
- Usuarios favoritos de este poema: pakopancho, Yojanna Victoria Agudelo Hurtado
Comentarios1
ES HERMOSO GRACIAS POR DELEITARME CON TU POESÍA
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