Unos se marchan, dejando el hogar,
diciendo mi esposa, no es bella ya,
pues matices del tiempo, huellas de edad,
arrugas o canas, no dan ganas de amar.
Se olvidan entonces, porque maduró,
que las marcas físicas, tan solo son fruto,
de noches en vela, de sufrir y luchar,
en pos de sus hijos, su esposo y su hogar.
Pero existen madres, que también se van,
detrás de los sueños, placeres y más,
que se sienten incompletas, en un hogar,
y abandonan el nido, para otro formar.
Es que no valoran, cuan gran aporte,
han dado a sus hijos, y a la sociedad,
siendo mujeres, madres y esposas,
formando familias, de amor y verdad.
Papá o mamá, aquel que se marcha,
a sus hijos, y familia abandonando,
destruyendo su vida, en mil pedazos,
decepción y dolor, eso van sembrando.
Nunca un progenitor, que abandone sus hijos,
podrá comprender, el gran daño que hace,
pues simplemente, muere un padre o una madre,
y un ser sin corazón, ni sentimientos nace.
J.Moscoso.
Derechos de autor reservados.
José Antonio Moscoso Vega.
Corredores, Puntarenas, Costa Rica.
02 de abril 2014.
- Autor: J.Moscoso (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de junio de 2017 a las 20:12
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 59
- Usuarios favoritos de este poema: Elena Nikkinen
Comentarios1
La triste realidad chocante para algunos, es lo que tu poema refleja, pero con una verdad bastante certera.
Gracias, ocurre y los grandes perjudicado, siempre serán los hijos.
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