TÓMAME

Es lindo despertar, sentirla a un lado y verla abrir sus ojitos a un en la sombría noche, acariciarle su taciturna caballera y los cachetes de su esfera, luego escuchar de sus labios eso tan hermoso a mis oídos escuchar que es: “ámame y tómame”.

• Tómame con todo que soy toda tuya –me susurra al oído y continúa-.

• Tómame que mi cuerpo se humedece con solo escuchar tu nombre, Millón. Pones a temblar mis labios y no sabes cómo se me estremece el corazón.

• Tómame con tal delicadeza, porque mi cuerpo es un cristal de total pureza.

• Tómame acariciándome con tus manos rudas y empieza por los pies hasta mi cabeza, péiname con tus dedos de hombre mi negra cabellera.

• Tómame y redescubre mi esencia de mujer, como lo hiciste anoche, como lo haces desde siempre y más allá de la muerte.

• Tómame con todas las ganas y que no te queden dudas de mi deseo ardiente, pues ando pendiente que me calmes eso y más. Nunca dejes de hacerlo jamás.

• Tómame con tu picardía varonil, hazlo hasta la edad senil, hasta que se agoten las ganas de tener sexo; pero eso sí, siempre que llegues a casa te recibiré con un beso.

• Tómame y besa cada lunar y peca en mi piel que te seré fiel, desde la luna nueva hasta la muerte del sol y deje de existir en el universo el amor.

• Tómame que a veces puedo ser una flor con espinas, o que en mis días te coja a cantaleta o que a la mujer que te mire quisiera pegarle en la jeta.

• Tómame que ese es mi sentir, pues así quiero vivir: amándonos hasta en un sol abrazador o que en la intimidad yo sea tu presa y tu mi cazador.

• Tómame y cógeme sutilmente o con la fuerza de un ciclón, no importa, con tal que permanezca y florezca siempre el amor.

• Tómame en cada canción que suene de amor en la radio, por cada partido de futbol que se juegue en un estadio, por cada gota que hay en la lluvia y por cada mujer que en calle veas rubia.

• Tómame, hazme sentir que para ti soy única: con besos, con palabras lindas, con risas, con juegos e idioteces, siempre y no unas cuantas veces.

• Tómame que me siento digna de un inmenso amor, de que me regales una bella flor y me subas en un pedestal, que a los cuatro vientos este amor siempre pueda contar y gritar.

Decido tomarla no porque me lo dice, es porque mi alma la desea, mi corazón la consiente y mis besos siempre por su cuerpo descienden.

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            Autor: Millón Durango
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