Muchos que también cobijaste…
Son los hijos de otros que también cobijaste
que igual que todos, caminaron contigo…
y seguirán caminando por senderos distintos,
los suyos los propios…
mostrando tu huella
la que algún día estampaste
desarrollando tus clases…
El tiempo ha pasado a veces lento
otras, muy rápido marcando pisadas,
añorando las migas del pan de los viejos
producido en los cerros…
Cristales y lágrimas tan llenas de recuerdos,
esas… que sin querer se deslizan
corren…caen sin consumirse
- no mueren… dormitan
en paciente silencio…
Son tesoros propios, intransferibles
- solitarios…
Descienden y corren como gotas de rocío,
de auroras, de anuncio,
de amanecer plateado
y sonrisa de niño…
Hojas del gran árbol de la vida
se forman, crecen, maduran, brillan
se deslizan y caen a la tierra
provocando la humedad
para que otras plantas beban
crezcan, maduren…vivan
y por los cuerpos de sus hojas
se deslicen los cristales brillantes
de nueva vida,
esa que sin querer permanece
late…y no muere.
- Autor: Purenino (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de julio de 2017 a las 12:24
- Comentario del autor sobre el poema: La huella del que enseña aprendiendo queda y se irá transmitiendo en todos los tiempos venideros.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 7
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