El segundo que precede al final de la vida,
ese segundo mortal que sucede al segundo natal,
millones de segundos marcan el tiempo de lo vital a lo mortal,
después todo en un instante se olvida.
Envidio la muerte tranquila,
de quien vivió como quiso,
vivió sin Dios y sin hechizo,
y creyó menos en Sansón que en Dalila.
El médico que llora en silencio,
el misionero que no discrimina,
y el maestro que enseña.
Al usurero desprecio,
la mujer es criatura divina,
admiro a quien en vivir se empeña.
- Autor: argantonio ( Offline)
- Publicado: 12 de julio de 2017 a las 15:33
- Comentario del autor sobre el poema: Hay infinitas formas de vivir la vida, el médico, el poeta, la enfermera, el mendigo, el sacerdote y el labrador, pero de todas ellas, me quedo con el del anacoreta, perdido en cualquier desierto, con un mapa mental para volver a la ciudad, cuando la eche de menos.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 27
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