A Mi Dulce Debilidad
Gracias.
Batalla Pérdida.
El era un poeta enamorado,
enamorado de ella
que al leer sus letras
y entornar sus ojos
lo dejó cautivo de su belleza ;
belleza que ella negaba que poseía,
y el poseso de tanta ternura
Cayó envuelto en su mirada,
mirada que guardaba cientos
de recuerdos que de él ningunó era suyo,
suyo era la melancolía que le
desbordaba cada vez que lejos de ella estaba.
Estaba tan encarnado su sentimiento en ella.
Ella no tenia la real dimensión de aquella pasión.
Pasión aquella que los unió y ahora los distanciaba.
Distanciaba cómo lo hace una lágrima al caer y rodar por una mejilla.
Mejilla que se ruborizaba cada vez que él subía la apuesta en decirle palabras súbidas de tono.
De tono, enunciando cada parte de su anatomía.
Anatomía que para él era sublime; perfecta e inolvidable.
Inolvidable desde como fueron los momentos, en que se entregaron y formaron una sola figura.
Figura, que sólo el tiempo guarda;
quién sabe en qué momento.
Momento que se engarzaba por nombrar palabras, palabras que volaron como palomas
en busca de la paz eterna.
Eterna guerra de dos que se amaron.
Amaron y hoy son una batalla pérdida por tratar de Amar.
ARGON
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.