El más halla comienza a hojear el corazón,
estoy viendo a mi madre encogerse,
no conseguiré detenerle cuando cierre sus ojos,
su habitación es el mismo sitio donde murió mi padre,
la respiración retirándosele, hasta deshabitarlo,
algo nos atranca para no volver,
nos apesta,
nos lanza a los gusanos,
vivimos soportando la decadencia hasta quedar vencidos.
¿Qué estuve buscando?,
hace como cincuenta años que me trajeron,
las faltas han venido de lejos,
sitiando con oscuridad adentro
para corregir este cuento contado por los años.
Es tiempo de pagar el precio,
se escuchan golpes en la puerta
de las partes que faltaron
para abrir el testamento de los hechos,
con las deudas sobre el alma despedazada.
Es hora de tomar asiento,
de saber que no llegara lo que esperaba
para mirar en la memoria y encender una lámpara,
iluminarme para perdonarme las heridas.
Recordando desgarraduras, se termina cerrando los ojos
donde otra historia es imposible,
la confesión vendrá de alguna parte
con sus cabellos blancos y el arrepentimiento en la mano,
los secretos no podrán seguir ocultos
ni los frutos que no florecieron.
Ha quedado cercada mi casa de huesos,
para exiliarme de los intentos,
apagaran las luces,
para saber que se está concluyendo.
El final será una conversación de sordos,
no cambiara lo vivido,
matamos las orquídeas,
solo queda sentirlo.
Desnudo y solo me habré ido,
ya es tarde, la luz se ha dormido.
- Autor: AVELLANEDA SANTOME (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de julio de 2017 a las 03:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 14
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