Deseo, pasion y locura.

En esas interminables noches donde me asalta una andanada de emociones a tropel.

Caigo preso del deseo, la pasión, desenfreno y el delirio.

Mi corazón desbocado lleva cada una de ellas a lo largo de de mi cuerpo. A mis pies, que avanzan paso a paso en busca de tu proximidad, a mis ojos que te desnudan a medida que el espesor se reduce entre nosotros,
A mis manos, que envuelven tu cintura.
Tus labios marcan como un carimbo, la marca de tu fuego sobre mi cuello, volviendome esclavo del deseo.
Con ágiles y delicadas manos te deshaces de todas mis prendas, para luego yo arrancar las tuyas, despojandonos así del último ápice de humanidad que nos queda, dando rienda suelta a nuestros instintos animales, ese impulso primario de saciar nuestro apetito por el otro.
Donde recorro palmo a palmo, cincelando tu cuerpo con la calidez de mis dedos.
Haciéndote perder el ritmo de tu respirar, marcando uno nuevo con la humedad de mi lengua. Con tus manos hundiendose entre mis cabellos, tirandolos, apresado y apresuradome presionandome con tus piernas.
Para luego enredanos, perdernos víctimas de la pasión incontenible. Enloquecer de placer, liberar la locura que causa la lujuria. Arder como dos astros que se funden, se queman y se separan exhaustos, dejando a sus corazones descansar...
Para que la pasión los vuelva a asaltar, para dar inicio nuevamente a este baile prohibido de los amantes