¡Cuántas mágicas notas le arranqué
Cuando estuvimos junto a una fogata
Mi guitarra y yo!
Cuando hacía vibrar sus cuerdas
Con maestría y cálido amor
De ella brotaba un canto
Lleno de esperanza e ilusión,
Al ritmo de ese canto danzaban
Las luciérnagas alrededor,
Y sentía dentro del alma
Como la caricia de una flor...
Una fría noche de invierno
Otro músico apareció
Y más rápido que un suspiro
Mi guitarra se robó,
Lo que más me dolió es que ella
Nunca puso oposición.
Pasaron los días y sentía
En mi alma un profundo dolor
Pues no pude arrancar de sus cuerdas
Una última canción
Con la cual expresar mi tristeza
Para luego decirle adiós...
Una tarde, me encontraba pensativo,
Mirando una hermosa puesta de sol
Cuando el viento me trajo un sonido
Era un ruido ensordecedor,
Fue cuando los vi de nuevo
A mi guitarra y al ladrón,
Él quería sus mágicas notas,
Ella sin darse cuenta desafinó,
Y así pasaban los días
Pasaban las horas intentando los dos
Crear la canción imposible
Que nunca nadie escuchó....
Amor ¿Entiendes lo que trato de decirte?
Que nunca me dejes será mejor
Pues ni músico, ni guitarra son la causa
De ese extraño y desafinado son,
Lo que pasa es que esa guitarra
Igual que tú, mi corazón,
Alegre suena y sus cuerdas vibran
Sólo cuando la toco yo
- Autor: Raúl Navarro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de julio de 2017 a las 11:43
- Categoría: Amor
- Lecturas: 92
- Usuarios favoritos de este poema: Milo T
Comentarios1
Los poemas que le cantan a ese instrumento tan destacado por su fuerza me cautivan.
Un abrazo.
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