Días cálidos de sombra,
noches llenas de gloria,
montañas con vibra
y colinas de vida.
Sombría tarde
cuando el viento arde,
y cuando arde el viento
pensamos lento.
Sin tu rebaño estaríamos solos,
mi dulce otoño;
soñando con suelos
en el mar abierto.
Estando sin calma
purificando almas
y pensando en la flor
con el dulce olor.
Tirados en el desierto
esperando aliento,
buscando sin ganas
un poco de agua.
No te vayas sin aviso
porque tú no eres quien lo hizo,
vete porque eres valiente
y eres un sobreviviente.
Sube la cima
que te espera cada día,
no llores de noche
y no hagas reproches.
No esperes el sufrir
si tú quieres vivir,
no tiendas a caer
si estás a tu merced.
Respira profundo
y sal al mundo,
prueba lo nuevo
y verás qué bello.
Y no te olvides de imaginar,
de creer y de volar,
de pensar que estás aquí
cuando en realidad estás en mí.
Te ofrezco mi compañía,
mi amor y fantasías.
Tú eres la maravilla
que hallé en esa colina.
- Autor: Dym (Seudónimo) ( Online)
- Publicado: 21 de julio de 2017 a las 22:16
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema fue especialmente dedicado a uno de mis amigos.
- Categoría: Amistad
- Lecturas: 67
- Usuarios favoritos de este poema: Amalia Lateano
Comentarios1
Interesante poema.
Mi felicitación
Saludos cordiales.
Muchas gracias, mi estimada Amalia. De verdad, me honra su comentario. Saludos.
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