No me he hecho, me han hecho. Goethe
Huí de lo que representaba esfuerzo y sobre todo
de la ventana donde vi pasar a Madame Bovary,
al perro, al descendiente de vikingo
con el pelo rojizo en las axilas.
Huí del óleo que azota mi vientre,
envenena las manos, salta a los muebles,
se enmaraña en mi pelo
como una legión de enemigos.
Huí del aguarrás que come iris,
Huí de la cola de conejo que seca e impone
esta imagen de drogada que deambula
hasta el estante de cigarrillos negros.
Huí de la palabra que doma,
del frasco en que piensa la gente,
del murmullo que desmiembra
si el nombre no aparece
en la sección de conocidos locales,
autorizados o negados poetas
que chocan dientes
en el interior de pequeños envases
donde depositan la herencia.
Huí del campo donde jamás asenté cabeza
en noche silenciosa, sin grillo, luna,
huí de donde perdí el gusto por la charla,
enfundada en botas de cuero rústico, enlodada
por la marcha en el bosque vi el reflejo
de todo lo que vendrá al humano.
Huí del barranco en el que solía ser
Mar de la Manche. Huí de mi apego
a rumiar pasiones despiadadas,
huí de mi madre que cuenta el pulso,
desde la sombra me retiene en muchacha.
Huí de mi hija,
huí pavorosa arrastrando el mantel,
la alivié de mi carreta desvencijada
por los viajes que no puedo hacer
a cierta isla y los largos inviernos.
Huí de las cajas repletas de cartas,
veinte años de exilio en sobres amarillos,
sellos de mariposas de un país que encierra
al Hombre en un friso que nunca acaba.
Huí del indolente, del acuchillador
con la herida redonda del ombligo
la tripa colgando, enredándose en los caminos.
Huí del pasajero incierto que toma vino,
en la despedida aclaré que no hago promesas.
Huí de mí que era la muerte
y la escasez de recursos.
No existe aún una sola razón
para quedarme.
Del poemario Maldicionario, Editions Hoy no he visto el Paraíso, Francia, 2009
Por tanto, no digas que fulano vivió mucho, porque tiene canas o arrugas; no vivió mucho, sino que duró. ¿Pensarás acaso que ha navegado mucho aquel a quien una brava tempestad le asaltó ya a la salida del mismo puerto y le llevó asendereado de aquí para allá y al antojo de los contrarios vientos enfurecidos, haciéndole girar en un mismo remolino? No, no es que haya navegado mucho, sino que se ha mareado mucho. Seneca
- Autor: Margarita García Alonso ( Offline)
- Publicado: 24 de julio de 2017 a las 06:35
- Comentario del autor sobre el poema: Utilizo mis creaciones digitales para ilustrar los poemas, pero no representan este u otro texto.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: itxaso
Comentarios1
Me gusto mucho , huir como algo delirante, obsesivo, lastimadura que aprisiona para querer ser libres de algo, sin saber de que.
Muchas gracias, Adrian, contenta de que le guste, siempre asusta presentar un poema.
QUE SI LO SABRE, EL MIEDO, ESE SEÑOR HABITA EN NUESTROS TEMPLOS,
EL QUE DESTROZA , VERDADERO DEMONIO APARICIÓN POR DENTRO.
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