Senos de azúcar para mis labios de noche
Suave nube que se junta con la oscuridad
Pulpa azul oculta en la felicidad de una torre
Marea que humedece las manos de amar
Senda de colina que sube en cada paso
Durazno que cae del árbol a mi boca
Ni una caricia puede crearlos de la rosa
Hace falta ser Dios o un adalid del ocaso
Fuego de carne que ha crecido en tu pecho
Dadores de olas sensuales que llegan a mi sangre
Espejo para el navegante de mis manos
O dos acrobacias del cielo en el cuerpo
- Autor: Adolfo Flores Facundo ( Offline)
- Publicado: 24 de julio de 2017 a las 23:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 43
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.