Hermano, tú que miras acercarse la tormenta
desde el puerto, donde aguardas temeroso,
y sientes en la espalda el golpe furioso
del látigo del diablo que la carne tienta,
tú que tienes abierta la herida sangrienta
y sientes el azote del viento tempestuoso,
no temas, Dios dice: Soy el Todopoderoso,
yo soy quien te abriga y te sustenta.
Deja hermano tus lamentos y tus llantos
y da lo mejor de tus armoniosos cantos
a Dios quien te libra de la ira siniestra,
Que si al ver tu sufrimiento y lucha cruenta
Dios alza soberano su poderosa diestra
¿Que pueden el viento, el látigo y la tormenta?
- Autor: Raúl Navarro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de julio de 2017 a las 13:08
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 66
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