Lentamente,
en la tarde aclamada,
se le descubre el rostro
a la noticia.
Tu y yo,
nos reconocemos
confortablemente,
libremente,
saltando al borde
de un extenso abrazo.
Estamos más arriba
del asfalto,
donde no nos muerde el sol,
y nos devora
un hambre vieja,
una necesidad
que nos enciende
las manos.
Buscamos
a tientas,
la horizontalidad
cómoda de las caricias,
y nos sumergimos
desempolvados,
dentro de un tiempo
que nos pertenece.
- Autor: A. Martinez ( Offline)
- Publicado: 27 de julio de 2017 a las 12:37
- Categoría: Amor
- Lecturas: 51
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