La gracia y esbeltez de las palmeras
cuyas siluetas en las sombras se destacan,
que recuerde tu figura me provocan
y te vea, desde el rincón de mis quimeras.
La inmensidad del mar en frente,
las primeras estrellas titilantes
comienzan a mirarme curiosas y brillantes,
al caer entero el sol en el poniente.
Se mecen mansamente barcarolas
ante mi soledad desconcertante
sentado solo en una roca, delirante
mirando arribar a la costa, olas y olas.
El son cercano y distante de sus notas
me habla que el amor es parecido,
lo tenemos aquí, lo tuvimos, mas se ha ido
como en el viento salino las gaviotas.
Pienso... las huellas del pescador apenas
duran por un fugaz instante
su destino está muy lejos, es distante,
el mar las borra bañando las arenas.
La luz de la alta luna me señala
que al no estar tú, solo hay tinieblas,
no me llamas, no me besas, no me hablas,
al albatros de mi amor quebraste una ala.
Y el viento marinero me acompaña,
murmuran las palmeras mi tristeza,
las olas golpean la costa con fiereza
y el agua ya toda la playa baña.
Hacia el confín del mar, del universo
en el bote de mi ensueño parto ahora,
tu recuerdo es mi equipaje en toda hora,
buscadme, pues, allá si no regreso...
Bolívar Delgado Arce
De: "Letra Nueva"
Comentarios1
Buscadme por las aguas del estrecho,
pues hace mucho viento de levante
y, puede que mi barca no resista, del mar, las envestida de olas grandes.
Delicioso poema.
Saludos
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