Que vengan todos apátridas, que vengan
si han de venir aquellos n/o se vayan
si es necesario recorrer el ultimo palmo
buscando el jardín tan preciado en la pérdida
aunque esta última tierra de agua, rodeada
es angosta y delgada, así no el corazón de arcilla
-de la vasija conteniendo escarcha y llama, la materia
de todo sueño sueño- del -ser- más grande que las manos
y palabras de quien pretende corazón si no tuviera
tal territorio y no ríos como volátiles venas
en singladuras de árboles que cantan en formación
de bosques corales, sus propias canciones
relatando los ancestrales giros del tiempo
al volver a si y si tuviera en su palma el corazón
desbocado y en sus labios la cordillera gritaría
sobre los ignotos sesgos del risco humano, del temor
al otro, se reiría la tierra de los despavoridos
si pudiera de nosotros por eso a veces tiembla
a carcajadas y corremos a la negación entregados
del apocalipsis veraniego. Esta fiebre uterina
tan materna o la ley paterna del hielo, por inviernos
tan cerrados sobre si como la bóveda que contiene
a la flor y al tallo relumbrando expuesto al vacío
De las estrellas, no hay nombre que rebalse
la cuenta, esta tierra que no abarca su borde propio
-en el lugar donde las lindes intersectan ya
no hay baile oficial ni bandera- no hay lengua
que puede declararse la única vía de ser
destello entre tanta noche, estrellada
de tanta niebla, el fluir de toda posible
marea en movimiento, si supieras, ningún despojo
de tierra se dejaría ser nombrada si pudiera, Gea.
- Autor: Santiago Miranda ( Offline)
- Publicado: 31 de julio de 2017 a las 20:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 20
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