Árboles de hojas perennes y frutos de mil sabores
bañan sus pies descalzos en los ríos de aguas
cristalinas,
donde las bancadas de peces juegan con los reflejos
del sol
y besan cada mañana los labios de las gacelas
que bajan a beber luciendo sus graciosas figuras.
Manadas de animales viviendo e plena libertad
poblando un jardín, donde los manzanos
y las higueras
ofrecen a los dioses sus frutos más sabrosos.
En el centro acotado por un laberinto de plantas
aromáticas: dos caminos…
Un camino conduce a un mundo donde hombres
y mujeres viven en plena libertad.
Donde las higueras con sus frutos abiertos,
colgando de sus anchas caderas
invitan a sus visitantes
a sentir en sus propias carnes el amor,
la ternura y la pasión… En su más pura inocencia.
El otro camino conduce a un mundo: de soberbia,
egoísmo, envidias y orgullo…
Donde los zarzales y las telas de arañas
te atrapan en su vientre y te llevan a las entrañas
de un profundo abismo
donde solo hay miedo, hambre y oscuridad.
Retando a sus creadores y saltándose todas las leyes
naturales
un grupo de hombres crearon su propio dios
como herramienta para dominar a los demás.
Se adueñaron: de los alimentos, del agua...
Y esclavizaron en nombre de ese dios vengativo
al resto de los hombres obligándonos a caminar
por el camino que conduce al mundo que hoy tenemos.
- Autor: Jesús Pérez Romero ( Offline)
- Publicado: 5 de agosto de 2017 a las 07:15
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 27
Comentarios2
Podia haber sido yo pero usted le ha puesto palabras a mi pensar.
Saludos
jajajjaja, gracias Tximeleta.
Un cordial saludo.
Jesús.
Un poema excelente Jesús muy buen logrado con un mensaje que pone la disyuntiva humana. Saludos cordiales
Gracias Fabio.
Un cordial saludo.
Jesús.
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