Mi vida a mi manera.

Siempre he sido un poco desastre, he vivido mi caos como mi mayor obra de arte.

Me he perdido siempre en la cuenta atrás para poder seguir hacia adelante, dejando pasar cada pequeño instante, con la cabeza metida en las ilusiones perdidas y las que quedaron por cumplir. 

Impaciente a veces, impulsiva a ratos, siendo el motivo de mis frustraciones cuando algo quiero y no lo tengo.

Supongo que de tanto acelerar se me perdieron sueños en el camino por no pararme de vez en cuando a pensar, a echar el freno y quedarme prendida en esta ciudad que me vio echar mis propias raíces.

Sufro por los míos y me olvido de mi misma, noto escalofríos cuando me acerco al precipicio y veo  al vacío con mi propio nombre.

Me quedo sin voz cuando veo injusticias, se me edifican muros por dentro, cortando el paso a todo aquel que venga hacerme daño.

No me creo que vengan a cuidarme, una vez alguien me dijo que estaría a mi lado todos los días, hasta aquel día que le vi girar aquella esquina con todas sus cosas sin importarle dejarme vacía.

No me hables de confianza tan rápido, no me des la mano si nunca la has metido en el barro.

Estoy demasiado entretenida en arenas movedizas intentando llegar a mi destino sin hundirme.

No me hacen falta salidas de emergencia como parte de un atajo, voy a recorrer el camino con los zapatos en la mano y mis pies descalzos, se harán inmune a tanta rozadura.

Que por muy duro que se me haga el mundo, dejaré los dientes en cada bocado.