Todos juramos amor eterno,
otras veces faltamos al compromiso un instante:
unos reverdecen,
otros su amor marchitan.
¿Cuál es el veneno del amor?:
¿tus labios mentirosos?
¿riñas y peleas?
¿nuestra temporalidad?
Odiando también se puede amar.
Necesito la luz de tus ojos:
dos seres imperfectos que se aman,
son como el caprichoso camino de mi pueblo,
arriba y abajo: como tus labios.
Sin embargo, no pierdas la esperanza,
sabes que cuando el sol te abandona,
su rostro asoman las estrellas,
con su amistad el firmamento te acompaña.
Mi poema de humo arbolado radiante,
dibujándose por un tierno pincel:
verá manar de mis heridas la sangre arterial,
al no retirar mi rostro del claro desengaño.
Aunque el odio camine a zancos,
no pertenezco al tiempo ajeno,
para dejarme arrebatar
las caricias de mi amor eterno.
Miro las estrellas y sigo su canto,
para algún día sentirme una de ellas;
en mi transmutación amar de veraz… eternamente,
hasta ver el mar ahogarse.
El amor sólo se conquista dulcemente,
es el más puro sentimiento; no deja vivir, pero impide morir;
es un todo al borde de la nada,
es mantener el cariño especial a pesar de peleas y discusiones.
El amor no se implora: se entrega y se recibe.
Bellísima flor que hay que ir a buscarla a la orilla del precipicio;
le sigue la felicidad como vida en paraíso ultra humano.
No se puede vivir sin amor: ¡amor eterno!
- Autor: Gamarrita Ng (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de agosto de 2017 a las 20:44
- Categoría: Amor
- Lecturas: 48
- Usuarios favoritos de este poema: Verso&prosa
Comentarios1
Por su puesto Ney, en otra faceta de su vida, la gente a perdido el amor de la persona que más amaba, entonces el amor ya no existe. Es parte de la complejidad en la vida humana. Bonito tu razonamiento poético. Un abrazo.
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