PERDÓN SI LA OFENDO

Dama encantadora:

Pido perdón si interrumpo su tiempo, pido perdón si perturbo su tranquilidad, pido perdón si ofendo su dignidad; quiero que comprenda que este es el único medio que he encontrado para dirigirme a usted, bien sé que no es el mejor; en realidad me gustaria tener una oportunidad para tratarla, invitarla al teatro, a tomar un cafe o comer un helado.

Me gustaría poder tomar sus manos y mirando sus bellos ojos decirle las bellas emociones que su hermosura ha despertado en mí, contarle de esas dulces sensaciones que recorren mi ser cuando pienso en usted.

Espero con estas palabras no herir sus sentimientos, ni ofender su corazón, deseo que al leer usted mis líneas no perder su amistad si es que me considera así; quiero que comprenda que para mi es un privilegio miararla y admirar su belleza, usted es la más hermosa de todas las mujeres para mi corazón y mis ojos.

Si usted comprendiera lo inquieto que se pone mi corazón cuando la miro, lo sensible que se pone mi alma cuando escucho su voz, si comprendiera las orbitas que recorren mis pensamientos si usted me mira, lo nervioso que me pongo ante su belleza, lo débil que me vuelvo delante de usted.

¡Oh! ¡Hermosa dama! Usted ha despertado muchos sentimientos en mí: desde la más querida ternura hasta las pasiones más prohibidas, y si vivo callando este torrente de sentimientos es por el respeto y la estima que tengo hacia su persona; pero esta vez no pude contener mis emociones y me dirijo a usted, no para llamar su atención ni enamorarla de mí; lo hago para desahogar mi corazón y liberarme de todo lo que me toca callar; quizás, por temor, duda o por respeto.

Por favor, no me guarde rencor, ni me tache de un patán, ridículo o exagerado por dirigirme a usted de esta manera.

Autor: Ronald Ramírez Elizalde.