Una tarde de sol radiante
me invitaron a un festín,
acudí a la fiesta y en ella
habia una linda dama,
y ella no dejaba de mirarme.
Yo como un tonto esquivaba sus miradas
y entre copas y copas me atreví a invitarla
a bailar una pieza
y ella no se hizo de rogar,
y entre palabras y palabras
ese ocaso fue maravilloso,
porque su mirar era de amor.
Aùn la llevo en mi sensible corazòn,
ella siempre me llama
y dice que yo soy su adoración.
- Autor: CIGARRITO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de agosto de 2017 a las 12:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 22
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