Cuando alguien se muere joven,
manque todos chillen, lloren,
no hay remedio pa' la pena,
no hay amargura serena.
Cuando un joven se adelanta,
sorpresa nos ataranta,
la desdicha corre a prisa,
la desgracia se eterniza.
Se nos fue Ramón Antonio,
va su misa con armonio,
la familia, inconsolable,
por tragedia, como sable.
Que liquida sentimientos,
aniquila pensamientos
de ventura bien forjada,
vitalidad . . . derrotada.
El Atlas está de luto,
fue un golpazo, duro, bruto,
se fue su mejor aliado,
el más grande aficionado.
Amigos miran al cielo,
en busca de paz, consuelo,
pues no entienden lo que pasa,
incomprensión se disfraza.
La pregunta se actualiza,
la incógnita se desliza,
sobre el paso al más allá,
¿qué consecuencias traerá?
Cuando un joven se nos muere,
porque Dios así lo quiere,
debe haber resignación,
ánimo, rezo, . . . oración.
La muerte es un laberinto,
llegar a lugar distinto,
separarse de los vivos,
buscando otros objetivos.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 15 de agosto del 2017
Animo mi Jerry Mascusia . . .
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
- Autor: Gonzalo Ramos Aranda ( Offline)
- Publicado: 16 de agosto de 2017 a las 08:55
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 88
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.