Nana

Abraham Emilio

Tu alma es como un océano en lo azul,
¡nana!... ¿dónde estarás en este día?
Puede que navegando en cofradía
en las mareas bravas y gandul.

El ataúd te condenó esbozando;
son años, no se van nunca a iterar,
todos se quiebran solo a sollozar.
En nuevo cielo estás ya descansando...

No estás y nos recorre este coraje:
cínico, vil, burlón, malo y malaje.
Abuela, tú te alejas… tienes prisa.

Yo me niego a pensar que estás occisa,
Oh nana, cielo, dicha y esperanza!
Descansa abuela al fin ¡¡ternura mansa!!

 

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