Debemos sentirnos afortunados, al tener la dicha de
contemplar los amaneceres, la caída de la tarde, y las
noches cerradas.
Disfrutar del sol radiante es una maravilla, el nos
proporciona luz y calor, -cosa ésta- que nos permite
seguir con nuestra lucha diaria.
Resulta gratificante contemplar esos atardeceres
otoñales pletóricos de cromatismo,mientras el espacio celeste
se tiñe de insospechados colores.
Al ser espectador de semejante maravilla, seguro que
te sentirás identificado y congratulado, de formar -en
buena medida- parte integrante de éste planeta
Comentarios1
Yo tan solo me considero una microscópica motita de polvo en el universo, pero si, el mundo no deja nunca de parecerme alucinantemente hermoso.
Saludos
Me parece genial, en efecto nosotros somos como mucho insignificantes partículas de energía flotando en nuestro universo sin ánimos de trasladarnos a otro distinto al nuestro.
Un saludo
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