Los años vívidos hablan de forma tan ensordecedora que hay momentos que uno debe detenerse, hacerle caso y parar para apreciar los detalles imperceptibles del mundo. Poner el ojo en lo mas insignificante transmite grandes dosis de serenidad y placer que hacen olvidar el futuro. Es ahí donde uno aprende a hacerle el amor a la vida. Y es ahí donde los años se vuelven endiabladamente excitantes.
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Autor:
Maryrios (Seudónimo) ( Offline)
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Publicado:
26 de agosto de 2017 a las 01:05
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas:
28
- Usuarios favoritos de este poema: Humberto Barba, Texi
Comentarios1
Estoy de acuerdo al 100%
Un abrazo Mary.
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